jueves, 3 de marzo de 2011

Unión de culturas

Fuente: El Comercio

Urbanismo. Hace 26 años, por los 450 años de la fundación de Lima, el arquitecto Luis “Cartucho” Miró Quesada G. opinaba así sobre la crisis urbana…
Por: Luis Miró Quesada Garland (1914-1994)*
Domingo 16 de Enero del 2011
 
Hace 450 años Pizarro y sus huestes fundaron en lo que era el curacazgo de Taulichusco lo que es la metrópoli de Lima. Una larga historia, un dilatado destino.

Lima nació ese día de una decisión que hoy llamaría geopolítica, aquella, bien conocida, de que los españoles requerían de una capital céntrica dentro de las tierras conquistadas pero vecina al mar que le aseguraba su anexo a la tierra natal. Nace pues como una ciudad española, con un plano que se traza según las pragmáticas urbanísticas de Carlos V, céntricamente ubicada para gobernar las nuevas tierras conquistadas. Andando los tiempos y consecuentemente a las nuevas generaciones, Lima deviene una ciudad criolla con una idiosincrasia criolla y continuó siéndolo por siglos; criolla y en ello extraña al resto del país que gobernaba, en el que la vida rural continuaba siendo indígena y la urbana andina era mayormente mestiza que criolla. Con el advenimiento de la República, nuestra ciudad comienza a experimentar pruritos cosmopolitas, deviene menormente recatada y provinciana y sus modelos urbanos y sociales los busca en París y posteriormente en Estados Unidos; un proceso que acentúa en vez de aminorar el exotismo limeño dentro del contexto del país que políticamente gobierna.

Hasta hace cuarenta años, aproximadamente, tal ha sido la realidad de Lima. Una ciudad pequeña (275 mil habitantes, según el censo del 31), de idiosincrasia criolla y pruritos cosmopolitas, exógena a la realidad de la mayoría del país; del Perú profundo que decía Basadre. Situación que, más o menos, similar se encontraba también en otras ciudades de la costa peruana […]. Pienso que en una efeméride, como la que este año celebra Lima, es propio recordar a Pizarro y quizá a Taulichusco, pero ello dentro del carácter estrictamente histórico libre de notas nostálgicas, pues sería inconducente dentro la problemática actual de una ciudad metropolitana que se debate en una crisis. Una triple crisis, o más exactamente una crisis donde confluyen tres factores, el del crecimiento, el del desarrollo y el del cambio de usos y costumbres sociales.
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Como lamentablemente la velocidad del desarrollo físico no ha seguido el aceleradísimo crecimiento demográfico, el resultado que vivimos es que se ha mermado la relación de facilidades urbanas, habitantes y con ello deteriorado la calidad de vida vecinal.

No creo que de ello quepa culpar a nadie y menos al gobierno actual que, con razón o sin ella, ha dado prioridad precisamente a la construcción de infraestructura y planta física; el hecho es que un alud demográfico ha rebasado nuestra capacidad de enfrentamiento al problema. Ha rebasado y seguirá rebasando si no se ataca la causa del problema, esto es la alta tasa de crecimiento poblacional urbano.
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Matos Mar ha señalado con exactitud que “Esta ciudad inmensa se ha convertido en crisol de todo lo que es el Perú heterogéneo y plural”.
En verdad recién en estas últimas décadas Lima deja de ser una ciudad exógena a la realidad peruana para devenir en endógena a ella y comenzar a mostrar el rostro del Perú profundo.
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Ese encuentro de contradicciones culturales es lo positivo de esta nueva realidad limeña, pero mucho es también lo problemático que la propia situación trae consigo, me refiero a los casi inabordables problemas que urbanísticamente ello apareja […]. La construcción popular en los barrios periféricos es un proceso muy dinámico, y en ellos estimable pero difícilmente encauzable para el logro de una ciudad ordenada.
[…]
Nuestro problema es cómo hacer nacer de esas contradicciones una simbiosis cultural. Quisiera ser igualmente optimista que muchos y creer que en forma natural y espontánea su aproximación hará que la enraizada y tradicional cultura andina y campesina conservará sus valores, reactualizándose y revitalizándose con los rasgos culturales que encuentra, pero también puede suceder, e históricamente ha venido acaeciendo, que esa cultura tradicional se pervierta y destruya en su contacto con la ciudad. Ese es el reto y ese es el problema.

[*] El Comercio, 18 de enero de 1985. Fragmento. Publicado como “450 años después, Lima en crisis”.


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